Más de un tercio de los hogares con niños tiene al menos un juguete conectado a Internet como una criatura que puede escuchar y responder a las preguntas de un niño. Muchos de estos dispositivos están llegando de diferentes maneras a todo el mundo.
Estos juguetes se conectan de forma inalámbrica con las bases de datos en línea para reconocer voces e imágenes, identificar las consultas, los comandos y las solicitudes de los niños y responder a ellos.
A menudo se anuncia que mejoran la calidad de juego de los niños, brindándoles nuevas experiencias de juego colaborativo y desarrollando habilidades de alfabetización, numéricas y sociales para los niños.
Los dispositivos en línea plantean problemas de privacidad para todos sus usuarios, pero los niños son particularmente vulnerables y tienen protecciones legales especiales. Los defensores de los consumidores han elevado las alarmas acerca de las conexiones a Internet inalámbricas inseguras de los juguetes.
Aquí hay ejemplos de cuando los juguetes con Internet pone en riesgo la seguridad y privacidad de los niños.
4 maneras de correr riesgo
1- Conexiones inalámbricas no seguras
Algunos juguetes de “Internet de cosas” se pueden conectar a aplicaciones de teléfonos inteligentes sin ninguna forma de autenticación. Entonces, un usuario puede descargar una aplicación gratuita, encontrar un juguete asociado cerca y luego comunicarse directamente con el niño que utiliza ese juguete.
En 2015, los investigadores de seguridad descubrieron que Hello Barbie. Una muñeca Barbie habilitada para Internet, se conectaba automáticamente a redes Wi-Fi no seguras. Los cuales transmitían el nombre de la red “Barbie”.
Sería muy simple para un atacante configurar una red Wi-Fi con ese nombre y comunicarse directamente con un niño desprevenido.
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2. Seguimiento de los movimientos de los niños
Algunos juguetes conectados a Internet tienen GPS. Como los que se encuentran en los rastreadores de fitness y teléfonos inteligentes. Que también pueden revelar las ubicaciones de los usuarios, incluso si esos usuarios son niños.
Además, las comunicaciones Bluetooth que usan algunos juguetes se pueden detectar a una distancia de hasta 30 pies. Si alguien dentro de ese rango busca un dispositivo Bluetooth, incluso si solo buscan emparejar sus propios auriculares con un teléfono inteligente, verán el nombre del juguete y sabrán que hay un niño cerca.
3. Poca protección de datos
Los juguetes conectados a Internet tienen cámaras que miran niños y micrófonos que los escuchan, registrando lo que ven y oyen. Algunas veces envían esa información a los servidores de la compañía que analizan las entradas y envían instrucciones sobre cómo debería responder el juguete.
Pero esas funciones también pueden ser secuestradas de diferentes maneras para escuchar las conversaciones familiares o tomar fotografías y videos de niños. Sin que los ellos o los padres se den cuenta.
4. Trabajar con otros
Las compañías de juguetes también han compartido la información que recopilan sobre los niños con otras compañías. Al igual que Facebook compartió los datos de sus usuarios con Cambridge Analytica y otras empresas.
Una compañía de juguetes fue criticada, por ejemplo, tanto en Noruega como en los EE. UU. Por una relación comercial con Disney en la que se programó la muñeca My Friend Cayla para debatir sobre lo que se describió como las películas favoritas de Disney con niños. A los padres no se les informó sobre este arreglo, que los críticos dijeron que equivalía a la publicidad de ” colocación de productos ” en un juguete.
¿Qué se debe hacer?
Los padres deben investigar cuidadosamente los juguetes conectados a Internet antes de comprarlos, y evaluar sus capacidades, funcionamiento y configuración de seguridad y privacidad antes de llevar estos dispositivos a sus hogares.
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